... la primera chispa había sido encendida, y fue la que incendió todo lo demás en aquel círculo… Ahora el Fuego se mantiene flameando, y los hombres guardianes de su Medicina deben aprender a escucharlo para sostenerlo altivo, para que pueda iluminar el Mundo. Por eso es bello este Fuego, porque se anima a brillar, porque sabe de su grandeza, de su importancia, de su servicio, de su generosidad, y de su Poder.
El Fuego del Corazon
Me gusta hacer fuegos en todo lugar: en el bosque, en la playa… Pero los fuegos que se hacen dentro de casa, como en un hogar, o en un horno a leña, tienen una fuerza especial. Creo que es porque me conducen a mi propio Fuego interno, que también está dentro de una casita, de una cuevita, de una morada…
Desde mi Corazón se expresan mis pasiones, mis anhelos; en mi Corazón anidan los sueños que sostienen mi Propósito. Todo eso vibra a través de un motor encendido, de una manivela que gira, cada vez que escucho al Corazón y respondo. Es esa la voz que debo escuchar, y ese Fuego interno me lo recuerda siempre. Como una llamita que nunca se apaga mientras camine mi Camino, mientras honre mi Verdad, mientras acepte su brillo, y mi brillo…
Mi Corazón es el Corazón de todos, de todas, del mundo, del Universo, del Misterio. Cada vez que miro hacia el Centro del Universo, estoy mirándome a mí misma.
El Brillo: la plenitud,y el poder.
Cada vez que me permito brillar, soy como una Niña que salta a la soga, que corre desnuda y ríe, y se ensucia y transpira, y come bolitas de tierra… Cada vez que acepto mi brillo, soy Todo lo que Soy, como en tiempos antiguos (de los que a veces me olvido) cuando nadie aún me había dicho lo que debía ser.
Cada vez que me permito brillar, me encuentro ante un trono vacío, que espera que lo habite. Que me calce esa corona de oro y esmeraldas, y que comprenda que yo soy quien maneja el timón de este barco, yo soy quien sube y baja el telón de mi propio monólogo, yo soy quien decido el punto en el mapa. A veces, esto me ha dado miedo, y he llamado a oscuros secuaces de mi propia negligencia, para tomar el timón por mí. Y esto siempre me ha llevado a un rincón oscuro de una casa vacía, donde me he encontrado con una niña que ya no comía bolitas de tierra, ni saltaba a la soga, ni corría desnuda ni reía, porque la opresión en su pecho por ser lo que le dijeron que debía ser la había hecho olvidar Todo lo que ella es. En ocasiones, no he podido más que sentarme a su lado, a oírla sollozar, sin saber lo que decir… Pero, en el mejor de los casos, he recordado (una vez más) Todo lo que Soy, y he decidido serlo. Y en esas ocasiones, realmente brille, y con mi brillo iluminé todo el mundo…
Texto: Lorena Butron de Rito Espiral / https://ritoespiral.com/leo/
Imagen: #silvinacastilloart Obra: Desde el Corazon 2016 / Maniqui / Mirada de Mujer Art Projects
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